8 de enero de 2015

Estado:Melancólico




Y empezamos a charlar atreves de la nada, podía ver su mirada clavada en mí, podía sentir sus manos acariciando mi rostro, fue tan real lo que sentí, mi mundo daba vueltas, las aves volaban los cielos y los cielos sonrían por mí, la magia lleno mi sentir, mi ser interior dejo de vivir, ya no era yo, ahora era otro mundo en mí.

Pasaba el tiempo y sentía que me quería, incluso como el amor de mi vida. Una triste verdad golpeo mi puerta esa mañana, sus manos ya no eran cariñosas; eran letales, fingidas, amenazantes, dolorosas y sangrientas. Sus ojos ya no eran cafés; eran negros, gigantes, tenebrosos, eran humillantes. Su voz, ya no era dulce; era opaca, sin vida, deslizante, cortante como sus textos porvenir.

Descubrí mi gran confusión: no era amor. No era nada más que un proceso, aquel en el cual, saldría lastimado por sus manos, menospreciado por sus ojos y humillado por su voz.

Aunque me decía; te quiero, eres especial, eres único. Lo peor es haber creído, haber soñado, haber vivido en un sueño, haber peleado por alguien que no existió. Me concentre en pensar y respirar en todas sus mentiras, pero al final me di cuenta, me di cuenta que no tenía memoria por lo tanto no podía recordar todo lo que un día quiso decir.



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