1 de enero de 2015

Perspectiva Diferente



Debe confesar, hace falta sonreír, correr por la playa, mirar al sol con las manos en la frente, contemplar la luna y respirar profundamente. Alguno de ustedes puede mirarse al espejo y preguntarse ¿qué pensaría de mí, aquel niño de ocho años que quería ser astronauta? Estaría tan lleno de vida al verse frente a un espejo y ver en lo que se ha convertido, ¿será que si?

El tiempo ha transcurrido, con muchas líneas marcadas en la frente, y ahora lo único que importa es… salir como payasa para divertir a los hombres (si eres mujer) y salir como niños para conquistar a esas payasas (si eres hombre). Las sonrisas ahora son las nuevas monedas para comprar, pero las cosas caras no se compran con monedas, al menos no en Colombia, aquí se comprar con billetes.

Correr por la playa, ya no es un placer, ahora es una dicha. Adquieres la arena en tus pies como pago por la sociedad para que te vean feliz. Ya no miramos el sol, ahora le damos en la cara con unos anteojos oscuros, que ocultan el grado de silicona en tu rostro y la luna solo se puede contemplar en traje de baño o en su defecto sin eso.

¿Pretendes respirar profundamente? Solo respirarás de aquel molde en que te has convertido. Debo confesar que he ocultado la sonrisa, que me he limpiado la arena de los pies, que agacho mi mirada del sol, que para mí no existe la luna y que ahora sufro de asfixia.

Pero todo, porque mi perspectiva es diferente.

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