¿Quién nos entiende? Necesitamos alguien
que lo haga, es urgente. Es ya una obligación social conocer a un persona que esté
dispuesta a satisfacer nuestros desquiciados corazones. Somos seres tan ridículos,
pero al punto que ya dibujamos
en una hoja de papel a la persona que tiene el
deber de amarlo a uno, tal y cual.
Lo curioso de estas exigencias es
que, somos tan mediocres al amar que no soportamos el más mínimo defecto, y
pretendemos que alguien nos quiera tal y como somos, pero haber…seamos sinceros
¿de qué nos sirve amar a un ser humano “perfecto” tipo modelito de portada y
carteles de paraderos? Realmente podremos saber que es amar, tan solo aceptando
y dando halagos bonitos para no bajarle el termómetro del querer a esa otra
persona. No crean que le amor está en los detalles de conquista, porque
cualquier hombre es poeta cuando quiere llevar a una mujer a la cama y
cualquier mujer es santa a la hora de corresponder.
Ese amor bonito es solo una base
sexual, el realmente amor es aquel que en lo último en lo que piensa es en
sexo. Tenemos una necesidad de amar y ser amados, pero que rico es cuando
conoces el mal genio de esa persona, sus dientes torcidos, su cabeza cuadrada,
su mal olor en los pies y aun así te gusta, eso va más allá. Eso sí es bonito,
conocer los resabios de ese ser especial, saber que puede ser un grosero, malgeniado o chocante, pero que es su forma de ser, así tal y cual, la que te
atrajo de esa persona, eso sí es bello.
Tenemos que enamorarnos de lo
maluco, de lo que la mayoría detesta; esos defectos tan evidentes, esas características
un poco difícil de sobrellevar, de esa actitud un poco a social. Cuando aprendamos
a conocer más corazón reales, podremos disfrutar de arcoíris que nacen de la
sinceridad de amar, un poco más allá de lo que mira un ojo de cristal.
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