22 de marzo de 2016

Viejo




La luz del sol fue como una alucinación, ardiente y fugaz. Mis ojos no podían ya ni abrirse por sí solos, realmente vi la luz al final del túnel, entonces tome fuerzas de donde no habían, me levante y corrí a buscar un espejo, pero no cualquier espejo, fui a buscar ese espejo, mi espejo, el que nadie puede ver, solo yo.

Y lo encontré, hecho pedazos, tirado en el piso y al verlo caí, al caer me vi, mi rostro se reflejó en ese espejo y lo que vi fue terrible, ya no era joven, mi piel llena de arrugas y mis labios secos, mi boca sin dientes y ya sin rastro de pelo, grite… (Como queriendo morir en ese instante). No había visto cosa más horrible, que mi imagen deteriorada, fue fatal para mí.

Miré el tiempo, mire el día y no había pasado más de medio siglo, pero mi cuerpo había vivido un milenio, aunque mi mente me hacía creer de 15, comprendí con cada desaire, con cada desprecio de esas personas que intente amar, que ya mi tren había pasado y me había dejado en el olvido, metido dentro de un futuro que no me quiere a su lado.

Lo peor del caso es que, no sé qué haré cuando tenga 80, si teniendo 25 ya parezco un cadáver, un viejo verde y desgraciado, sin nada que dar, sin nada que recibir y sin motivos para continuar. Decidí dejar el espejo tal y como estaba y renuncié a mí, ahora todo solo es cuestión de tiempo.


 @alejandro0322




 Imagen.
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