8 de diciembre de 2017

Salvar el mundo

No es fácil despreciarse así mismo, contener el llanto por la culpa que deben acarrear los demás. 



No he visto como las olas del mar abrazan con fuerza las columnas de una familia, no he sentido el fuerte pisar del gigante que duerme bajo nuestros diminutos y débiles pies, no he sido testigo de la desgracia que tienen que soportar los inocentes.

He escuchado el murmurar de los malditos, he escuchado las carcajadas de más dientes torcidos y he sentido el respirar de quién no percibe un aroma; como un café. He querido salvar el mundo, pero eso quiere decir salvarme a mí. No quiero… debo morir para que el mundo realmente esté a salvo.


Yo soy el destructor de mundos, soy algo que llaman “humanidad”, soy el que acaba el mundo, ese mismo que quiero salvar.





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